¿Qué será de mí y de ti?
¿Qué será de nosotras?
El borde de tu vestido,
una uña de tu dedo
a la hora en que te vayas…
¿Qué será mañana, y al día siguiente...?
y después para siempre?
Temblará mi mano
al pasarla por mi seno,
cifra de mis años…
¿A quién le darás tu boca, tu aliento,
tus pequeñas heridas,
tus ojos que ponen alegría,
la música que queda
y que no cantarás?
¿Y dónde miraré la noche
sepultada en el mar?
Me sentiré morir
al tener que imaginarme
con quién estás.
Los hombres son como el mar:
el azul invertido
que refleja el cielo.
Sueñan con navegar
pero no es cierto.
Escríbeme desde otro amor
y por las lágrimas
que tendrás en los ojos cerrados,
mírame: te dejo una flor
de imaginarias sonrisas.
¿Qué será de mí y de ti?
¿Qué será de nosotras?
Quisiera ser la sombra,
la sombra de quien te mire
y se duerma en ti.
De niña soñé con un hombre
que me llevaba consigo
y en esta isla pequeña
soñé con él tan deprisa
que ya se había ido.
Hubiera querido tener manos grandes,
manos de soldado:
apretarte tan fuerte
hasta rozar la muerte
y luego volver aquí.
Hubiera querido hacer el amor
como lo haría un hombre
pero con la ternura,
la incierta timidez
que sólo nosotras tenemos…
Los hombres, constante espera
y desesperada furia
de copiar el cielo,
quebrar cualquier cosa
que no sea suya.
Escríbeme desde otro amor:
tus palabras
parecerán, en la noche,
como el último beso
de tu boca leve.