¿Cómo es que el no decir nada se vuelve tan fuerte?
¿En qué momento se acomoda el silencio?
Nada está mal y nada está bien.
Aguantamos la respiración y cerramos los ojos.
La zona de patinaje en ese hielo se está debilitando.
¿Cómo caemos tan bajo que ni siquiera duele?
Sí, ¿por qué estamos tan cómodamente quietos?
Aquí estamos fingiendo que estamos bien,
arañando la superficie, sólo arreglándonoslas.
¿No crees que ya es hora de que sintamos algo real?
Quiero lágrimas, quiero lluvia
si eso es lo que me lleva de vuelta a ti.
Incluso si eso significa sentir el dolor,
si eso es lo que tenemos que hacer.
Déjate quebrar.
Vamos, rompe mi corazón.
Sí, pártelo justo en dos
pues no quiero sonreír si eso significa perderte.
Quiero lágrimas.
Amablemente no puedes ayudar y no te puedes contener.
Ha sido una larga espera, las costuras a punto de estallar.
Cariño, ¿no podríamos hallar más tiempo
para simplemente arreglarnos y hacer un cambio?
Pues necesito algo más para hacerme creer.
Quiero lágrimas, quiero lluvia
si eso es lo que me lleva de vuelta a ti.
Incluso si eso significa sentir el dolor,
si eso es lo que tenemos que hacer.
Déjate quebrar.
Vamos, rompe mi corazón.
Sí, pártelo justo en dos
pues no quiero sonreír si eso significa perderte.
¿Recuerdas lo que solíamos tener?
Y, cariño, ¿no lo quieres de vuelta?
Cariño, podríamos recuperarlo.
Quiero lágrimas, quiero lluvia
si eso es lo que me lleva de vuelta a ti.
Incluso si eso significa sentir el dolor,
si eso es lo que tenemos que hacer.
Déjate quebrar.
Vamos, rompe mi corazón.
Sí, pártelo justo en dos
pues no quiero sonreír si eso significa perderte.
Quiero lágrimas.
¿Cómo es que el no decir nada se vuelve tan fuerte?