La fe ciega,
el mal de amores,
los juegos mentales,
los errores;
todo se transforma en un dulce bólido,
un dulce embrollo
porque lo quiero todo,
lo quiero todo.
*Loro viejo
no aprende a hablar
¿Lo sientes?
Una vaquera de la era espacial
y un milagro rotundo:
lo quiero todo,
lo quiero todo.
Y de repente me di cuenta de que ya pasó un año
desde que tomaba whisky en miniatura y compartíamos tu coca.
Sé que no seria tu estilo si me besaras y luego te fugaras,
mientras me quedo escuchando a los Stones
a 2.000 años luz de casa.