Beata María,
sabes que soy un hombre recto.
Estoy justamente orgulloso de mi virtud.
Beata María,
sabes que soy mucho más puro que
la chusma vulgar, débil y licenciosa.
Entonces dime, María,
porque la veo ahí bailar,
por que sus ojos ardientes aún me abrasan el alma.
La siento, la veo,
el sol atrapado en su cabello negro como ala de cuervo
me está haciendo arder sin contro.
Como fuego, fuego infernal,
este fuego en mi piel.
Este deseo ardiente
que me arrastra hacia el pecado.
No es culpa mía,
no soy yo el culpable,
es la gitana
la bruja que envió esta llama.
No es culpa mía
si está en el plan de Dios,
Él hizo al diablo mucho más
fuerte que un hombre.
Protégeme, María,
no dejes a esta sirena lanzar su hechizo,
no dejes que su fuego me abrase piel y huesos.
Destruye a Esmeralda
y haz que pruebe las llamas del infierno
o deja que sea mía y solo mía.
Fuego infernal,fuego oscuro.
Ahora, gitana, es tu turno.
Escoge: o yo
o tu pira.
Se mía o arderás.
Dios se apiade de ella,
Dios se apiade de mi,
¡Pero será mía
o arderá!