Oí, pues, que existía un acorde secreto,
que tocó David y plació al Señor,
pero a tí no te importa la música, ¿cierto?
Pues, bien, es así
La cuarta, la quinta
El mayor baja, el menor sube.
Absorto el rey compone un Aleluya
(estribillo:)
Aleluya
Aleluya
Aleluya
Aleluya
Tu fé era sólida pero necesitabas una prueba.
La viste bañándose en la azotea,
su belleza y la luz de la luna te sobrecogieron.
Te ató
a una silla de cocina,
partió tu trono, cortó tus cabellos,
y de tus labios arrancó el aleluya
He estado aquí antes, nena.
Conozco esta sala, he caminado sobre este suelo.
Antes de conocerte vivía aquí.
He visto tu estandarte
sobre el arco de mármol.
El amor no es una marcha triunfal.
Es un frío y desgarrado aleluya.
(estribillo)
Hubo un tiempo en el que me hacías saber,
que sucedía allá abajo.
Pero ahora no me lo muestras, ¿cierto?
Recuerdo cuando
me aproximé a tí,
la Santa Paloma también se te aproximaba,
y no exhalamos más que un aleluya.
(estribillo)
Quizás allá arriba exista un Dios,
pero todo lo que he aprendido del amor
es a disparar a alguien que derrocó.
No es un grito
lo que de noche oyes.
No es nadie que haya visto la luz.
Es un frío y desgarrado aleluya.