Desde que estuve, niña, en La Habana
no se me puede olvidar
tanto Cádiz ante mi ventana,
tacita lejana,
que aquella mañana
pude contemplar...
Las olas de la Caleta,
que es plata quieta,
rompían contra las rocas
de aquel paseo
que al bamboleo
de aquellas bocas
allí le llaman El Malecón...
Había coches de caballos,
era por mayo,
sonaban por la Alameda,
por Puerta Tierra,
y me traían,
ay, tierra mía,
desde mi Cádiz el mismo son...
El son de los puertos,
dulzor de guayaba,
calabazas, huertos...
Aún pregunto quién me lo cantaba...
Coro:
Que tengo un amor en La Habana
y el otro en Andalucía,
no te he visto yo a ti, tierra mía,
más cerca que la mañana
que apareció en mi ventana
de La Habana colonial
to' Cádiz, la Catedral,
La Viña y El Mentidero...
Y verán que no exagero
si al cantar la habanera repito:
La Habana es Cádiz con más negritos,
Cádiz, La Habana con más salero.
: - : - : - : - :
Verán que tengo mi alma en La Habana
no se me puede olvidar,
canto un tango y es una habanera,
la misma manera
tan dulce y galana
y el mismo compás.
Por la parte del Caribe
así se escribe
cuando una canción de amores,
canción tan rica,
se la dedican los trovadores
a una muchacha o a una ciudad...
Y yo, Cádiz, te dedico
y te lo explico
por qué te canto este tango
que sabe a mango,
de esta manera esta habanera
de piriñaca y de Carnaval...
Son de chirigota,
sabor a melaza,
Guantánamo y Rota...
¡Que lo canta ya un coro en la plaza!
{Coro}