El llanto de un árbol,
una imagen de los dioses en los ojos,
el rostro de los tiempos de nuevo nos provoca temores.
Las sombras de aquellos, quienes descendieron al Kurgán
Viven en nosotros, hacen eco en nosotros de verdad.
Despiértate linaje, que dormitas aquí.
Hasta el Swarga en lo alto, sí se elevará el canto,
el canto de los vientos, una fuerte voz de los descendientes.
El Dios padre, Rod, ¡sí nos escucha!
En una gota de lluvia.
El pasado invisible se desgarra desde el exterior,
Como un respiro de eternas victorias.
Se oculta en la esperanza.
A través del llanto de las madres, dolientes por la tierra de sus hijos fallecidos.
Vemos este resurgimiento en el lúgubre eclipse.
Por los héroes de la tierra condenada,
de cuyos rostros se alejan hacia la época,
en un abrazo de las tinieblas vestidas,
Traen nubes consigo mismos.
Con la sangre enemiga lava,
la espada, ¡que se rompe en la feroz batalla!
El llanto de un árbol,
Un llanto desde las profundidades de los siglos,
La ira de los tiempos de nuevo invoca a los dioses.
Con mis hermanos cantaremos los himnos de guerra,
un fuerte grito nos recuerda al padre amanecer.
Despiértate linaje, que dormitas aquí.
Hasta el Swarga en lo alto, sí se eleva el canto,
el canto de los vientos, una fuerte voz de los descendientes,
El Dios padre, Rod, ¡sí nos escucha!
En una gota de lluvia.
El pasado invisible se desgarra desde el exterior,
Como un respiro de eternas victorias.
Se oculta en la esperanza.
A través del llanto de las madres, dolientes por la tierra de sus hijos fallecidos.
Vemos este resurgimiento en el lúgubre eclipse.