¡Guitarra! ¡Guitarra mía!
Por los caminos del viento,
vuelan en tus armonías
coraje, amor y lamento.
Lanzas criollas de antaño,
a tu conjuro pelearon.
Mi china, oyendo tu canto,
sus hondas pupilas
de pena lloraron.
¡Guitarra! ¡Guitarra criolla!
¡Dile que es mío ese llanto!
Azules noches pamperas,
donde calmé sus enojos;
hay dos estrellas que mueren
cuando se duermen sus ojos.
Guitarra de mis amores,
con tu penacho sonoro,
vas remolcando mis ansias
por rutas marchitas
que empolvan dolores...
¡Guitarra noble y querida!
¡Calla si ella me olvida!
Midiendo eternas distancias,
hoy brotan de tu encordado,
sones que tienen fragancias
de un tiempo gaucho, olvidado.
Cuando se eleva tu canto,
¡cómo se aclara la vida!
Y, a veces, tienen tus cuerdas
caricias de dulces
trenzas renegridas.
Como ave azul, sin amarras:
¡así es mi criolla guitarra!