Lo más tierno que me has dicho
es que sufro de paranoia.
A veces, cuando deseo matar,
cuento de uno a seiscientos kilómetros
Y aun así no logro sentir
Navego al mar
No me logro comportar racionalmente
Y no logro sujetar
No logro mantener
No logro pensar acerca de mí
Y si pudiera odiar
Quizá el odio me traería alivio
Debería tener una frente de acero
Y un corazón de piedra
Y aun así no sentiste
Navegaste al mar
No acogiste mis inseguridades
Y yo no pude sujetar
Y no mantuve
Y no llegué a pensar acerca de mí