¿Quién es ese que me mira,
qué no mueve una pestaña,
que presume y que se estira
porque piensa que me engaña?
Mire usted que interesante,
que desdén tan soberano…
¡No sé cómo hay quien aguante
las pamplinas de un gitano!
Pero aquí no hay ná que hacer,
pero aquí no hay ná que hacer,
vete ya en un aeroplano
donde no te vuelva a ver.
Faraón Cambalachero
me pretende enamorar
sin saber que yo no quiero
cristobitas de a real.
Esos ojos que tú tienes,
que me espían a traición
no han de entrar a vender sartenes
dentro de mi corazón.
Tan moreno y tan juncal,
tan moreno y tan juncal
va rifando por los trenes
cristobitas de a real,
cristobitas de a real.
Como en rumbo y sentimiento
no hay calé que a mí me gane,
yo no tengo miramiento
con el rey de los chalanes.
Que tu gracia y tus ideas
me las sé de punta a cabo,
y en un trono que te vea,
no te quiero ni de esclavo.
Aunque juegues de farol,
aunque juegues de farol,
y te hinches como un pavo,
yo ni frío ni caló.