Son casi las cuatro, promedia el invierno,
te escribo para saber si estás contento.
La ciudad es fría, mas me gusta el sitio,
Hay música en la calle casi hasta las cinco.
Oí que construyes tu nuevo hogar
en el desierto.
Vives para nada,
espero que guardes un recuerdo.
Y Juana vino con un mechón de tu pelo,
dijo que se lo diste un cierto
día en que planeaste aclararte.
¿Te aclaraste, tal vez?
La última vez que te vi, te veías
más viejo, el piloto azul roto tenías,
fuiste a la estación a esperar cada tren,
pero regresaste sin Lili Marlene.
Y trataste a mi esposa como un soplo de aire
y cuando volvió no era esposa de nadie.
Y te veo ahí con una rosa en los dientes,
otro ladrón valiente, bueno, Juana se fue
y te manda saludos.
Qué puedo decirte, mi hermano, asesino,
qué he de decirte esta vez?
Creo que te extraño, que te necesito,
ponerte en mi andar me hizo bien.
Y si alguna vez vuelves por Juana o por mí,
tu enemigo duerme y ella es libre por fin.
Y gracias por curar de sus ojos el mal,
yo creí que estaban bien y no quise tratar.
Y Juana vino con un mechón de tu pelo,
Dijo que se lo diste un cierto
Día en que planeaste aclararte.
Sinceramente, yo.