En el templo que es sólo del Fado,
el alma es como un jardín
donde las flores danzan de lado
en el vendaval sin fin.
¿Aguantarán, pobrecitas,
las furias de la naturaleza?
La pasión no es línea recta
ni el fado es la certeza.
El fado es como un juego
que Dios inventó inspirado,
si nos puso en esta vida,
fue para jugar al Fado.
En la mesa de los sentimientos,
el corazón es un dado
y rueda con las guitarras
y da un número que es fado.
El uno. el dos y el tres,
caras de la misma verdad.
El cuatro y el cinco ya son
el juego de la felicidad.
El número seis es nostalgia,
por ella vengo a cantar,
me abrieron las puertas del alma
y ahora es verla danzar.
El fado es como un juego
que Dios inventó inspirado,
si nos puso en esta vida,
fue para jugar al Fado.
Si nos puso en esta vida,
fue para jugar al Fado.
Fue para cantar el Fado.