La mano que raramente dirige
Muestra el punto más profundo
Sobre el camino que siempre se mantiene
Nuestra última razón verdadera
Un área, un deseo, un poema
Que podría ayudarnos
Para la defensa de los últimos escépticos
Órdenes en marcha para el día que viene
Y las estrellas que me guían
Me han abandonado en el desierto
Tú corazón, una granada
Que me quiebra en pedazos
Pinto una cruz para ti
En el cielo
Juntos una vida entera
Las líneas rectas me golpean
En la cruz de eternidad
Juntos una vida entera
Vivimos en el desierto
Y peleamos en la ciudad
Respiramos todo el vacío
Que ha apartado el deseo de nosotros
Para el grado que nunca fue alcanzado
Ávidamente lleno de deseo de vivir
Esta mentira en la confesión
Nunca he perdido la convicción
Para el mendigo que no quiere robar
Para los asesinos que nos dieron vida
Para los imbéciles en el poder
Para el acompañante que me cuida
Para todos los jugadores que nunca jugaron
Para los golpes de los elegidos
Para esos que nunca triunfaron
Para esos que ocultamos