Frente a la casa del arándano,
¡Ah! las aguas no fluyen, mujer mia, es todo lo contrario.
Que Dios te entregue a mi.
Toma tu daga mujer mía, golpéame, déjame morir
Ah! mi querida, déjame ser tu esclavo en tu puerta.
Frente a su casa está un sésamo,
¡Ah! Incluso si encuentro agua a mi alrededor, mujer...
Si me paro, si abro (la puerta). Si miro tu rostro...
Toma tu daga mujer mía, golpéame, déjame morir.
¡Ah! mi querida, déjame ser tu esclavo en tu puerta.