Esta tristeza mía,
este dolor tan grande,
los llevo más profundos
pues me han dejado sólo en el mundo.
Ya ni llorar es bueno
cuando no hay esperanza,
ya ni el vino mitiga
las penas amargas que a mí me matan.
Yo no sé que será de mi suerte
que de mí no se acuerda mi Dios,
¡ay, pobres de mis ojos,
cómo han llorado por su traición!
(¿Qué te pasa Javier? ya no llores)
Yo no sé que será de mi suerte
que de mí no se acuerda mi Dios,
¡ay, pobres de mis ojos,
cómo han llorado por su traición!