Cuando se tiene una pena
y se está fuera de España,
dentro se clava la ausencia
como espina de rosal.
Y la tierra donde vive
se hace mucho más extraña,
y el recuerdo de lo tuyo
se convierte en un puñal.
España, madre querida,
aunque estoy lejos de ti,
como una estrella encendida
te llevo dentro de mí.
A Dios le pido la suerte
de regresar a tu vera,
y que me llegue la muerte
debajo de tu bandera.
España, madre querida,
clavel rojo de pasión,
siempre te llevo metida
dentro de mi corazón.
Tierra lejana y bendita,
siempre cubierta de flores,
no hay en los cielos del mundo
otro sol como tu sol.
Eres como un paraíso
lleno de luz y colores,
y por eso es un orgullo
el decir “soy español”.
¡Ay, España mía! el sol de los soles,
eres el alma de los españoles.
Si alguno delante de mí, te ofendiera,
con mi propia mano la muerte le diera.
No hay sol en el mundo que iguale tu sol,
ni nada más bello que ser español ...