Escuché "Las golondrinas" al marcharme,
era simple coincidencia del destino.
Hubo instantes que mejor quería rajarme,
perdonarle y regresar por su cariño;
pero pude anteponerme a lo cobarde
y, aunque triste, continué por mi camino.
Con un nudo en la garganta por las penas,
fui a parar en el rincón de una cantina,
para darle rienda suelta a mi tristeza
con canciones y botellas de tequila;
y, a pesar de las continuas borracheras,
siento en mí la desastrosa despedida.
Es por eso que, al oír "Las golondrinas",
siempre me hace recordar los días aquellos;
hay momentos desastrosos en la vida
y esa pieza, entre los míos, es uno de ellos.
Traigo el alma sobre un mar de sentimientos:
todavía no cicatrizan mis heridas.
Ese radio me tocó, en el peor momento,
la canción que amargan más las despedidas.
Rechazar a quien amé por tanto tiempo
sé que voy a lamentarlo mientras viva.
Es por eso que, al oír "Las golondrinas",
siempre me hace recordar los días aquellos;
hay momentos desastrosos en la vida
y esa pieza, entre los míos, es uno de ellos.