Entre suspiro y suspiro,
no encuentro el olvido,
me está matando el querer;
porque una ingrata perjura,
que mi alma tortura,
me hiere con su desdén.
Entre sollozo y sollozo
no tengo reposo,
y lloro y canto a la vez;
porque cantando mitigo
el duro castigo
que Dios me quiso imponer.
¿Por qué Diosito tan bueno
que siendo justo y sereno
me manda un castigo así?
¿Por qué me escogió esta suerte
y me ha sentenciado a muerte
nomás por quererla así?
Entre suspiro y suspiro,
no encuentro el olvido,
me está matando el querer;
porque una ingrata perjura,
que mi alma tortura,
me hiere con su desdén.
Entre sollozo y sollozo
no tengo reposo,
y lloro y canto a la vez;
porque cantando mitigo
el duro castigo
que Dios me quiso imponer.
¿Por qué Diosito tan bueno
que siendo justo y sereno
me manda un castigo así?
¿Por qué me escogió esta suerte
y me ha sentenciado a muerte
nomás por quererla así?