Cómo me mirabas,
creí que eras mío,
cómo me besabas,
a nada temía.
Para tu ternura
la gloria pedía,
y por tus caricias
tu Dios me creía.
Hoy, por tus maldades,
me arrastro y me humillo,
por tus falsedades
serás mi enemigo.
Porque, ten en cuenta
que yo te maldigo,
y al cielo le pido
sólo tu castigo.
Castigo por ser ingrato conmigo,
castigo por tenerme en el olvido,
por jugar con mi cariño,
por burlarme como niño,
por querer verme sufrir,
de pena te has de morir.
De pena te has de morir.