Cuando la nieve de Diciembre
caía sobre las casitas,
¡cuántos cuentos! ¡cuántas fábulas!
nos racontaba mi abuelo.
Él sabía las mil histórias
que caminan en el mundo,
la más bella era la imagen
que cantaba un gran amor.
Fue desde el corazón de un dulce poeta
que nació ella una mañana,
aquí la tienes, inociente y tierna,
tan fresca como nunca:
Con chaqueta amarilla y pantalones azul vinca,
en su calesa venía los domingos;
en la calle mayor, rosa y blanca, le esperaba
señorita Isabella, su amor.
Trotando sin demasiado celo,
la yegua les hacía felices,
al amparo bajo una sombrilla
sus corazones estaban latiendo a compás.
~ ~ ~
A los 20 años, como tantos otros,
tenía que alejarse de su Isabella,
jurando a su amor
mantenerse siempre fidel a ella.
Cada día recogía para ella
las más bonitas flores frescas
y las lanzaba al río
que pasaba en el querido país.
Y las Flores de este poeta,
que navegaban corriente abajo,
llevaban el mejor mensaje
a Isabella:
Con chaqueta amarilla y pantalones azul vinca,
en su calesa vendrá el domingo;
en la calle mayor, rosa y blanca, le esperará
señorita Isabelle, su amor.
Tratando sin demasiado celo,
la yegua les hará felices,
al amparo bajo una sombrilla
sus corazones latirán a compás
Y más tarde en la capilla
un cura bendice su amor.
Esta historia es eterna,
cántala en tu turno.
Trotando sin demasiado celo,
la yegua les hará felices.
Al abrigo bajo una sombrilla
sus corazones latían a compás.