En nuestra casa
ya no se oye tu voz,
la noche va llenando
toda la habitación.
Las lilas del jarrón
se han ido marchitando
en casa.
De nuestra casa
mi juventud se fue
corriendo tras tus pasos,
cruzando la ciudad,
mientras la soledad
me acuna entre sus brazos
en casa.
En nuestra casa
ya nadie enciende el fuego,
nadie llama a mi puerta,
las horas pasan muertas
sin tus manos.
En nuestra casa,
no soy más que una sombra
que no tiene ilusiones.
De golpe me hice viejo,
hablo con el espejo
y no abro los cajones
por no encontrar recuerdos.
De nuestra casa
que no es mía sin ti,
me iré por la mañana
sin saber donde ir
y volveré a vivir
lejos de las ventanas
de casa.
Y a nuestra casa
otras bocas vendrán
a borrar nuestros besos
y mi triste canción
quedará en un rincón,
soñando en tu regreso
a casa.
A nuestra casa…