Vuelvo a casa y al llegar compruebo una vez más
que mi vida es argumento sin justificar,
y no sé si podré aguantar la tentación de mirar atrás
y en la nostalgia descansar en paz.
El vaivén de mi ambición me arrastra hasta dudar
de mis propias decisiones y de mi lugar,
de la red que mi afán tejió, de mi sitio en tu corazón,
y es difícil no poder soñar.
Porque en noches como ésta salen a bailar
los demonios de mi vanidad.
Y es que en noches como ésta cuando tú no estás,
vienen mis fantasmas a cenar.
Es muy duro comprobar que mi satisfacción
tiene deudas agobiantes con mi condición
de mujer incondicional, de saberme una fan fatal
entregada a la fatalidad.
De que en noches como ésta salgan a bailar
los demonios de mi vanidad.
Y es que en noches como ésta cuando tú no estás,
vienen mis fantasmas a cenar.