En los jardines humanos
que adornan toda la tierra
pretendo de hacer un ramo
de amor y condescendencia.
Es una barca de amores
que va remolcando mi alma
y va anidando en los puertos
como una paloma blanca.
Permiso para cortar
la flor del comprendimiento,
la hierba de la esperanza,
la hojita del sentimiento.
En el centro de mi ramo
la rosa del corazón,
el árbol más amistoso
y el fruto de la pasión.