Y ayer por la noche conocimos a tres mujeres altas y elegantes y
con una llegué a un acuerdo, charlamos y reímos e hicimos el amor.
Y me ha hablado de su país y de las cosas que hace aquí,
con un castellano bastante raro, y sorprendentemente fluido.
Qué nariz más grande tienes, me ha dicho la mujer alta desde la cama
y, en la pared ha señalado un cuadro verde que de niña pintó.
Y qué bonito, qué bonito, qué bonito, me he dicho.
Qué niña tan dulce debió ser, qué placer haberla podido conocer hace mucho tiempo.
(silbidos)
Si cierras los ojos, me ha dicho, si te quedas quieto en la cama, te enseñaré una canción que en casa me cantaban para ir a dormir.
Habla de un bosque y un señor que vive en el fondo, en troncos y árboles y se protege de los males humanos con un ejército de animales.
Y qué bonito, qué bonito, qué bonito, me he dicho.
Y qué voz más fina tiene, qué placer haberla podido conocer hace mucho tiempo.
Y Bernat me ha dicho que te ha visto por Barcelona,
que te acompañaba un señor muy alto,
que le has preguntado si aún nos frecuentábamos
y que me mandas muchos recuerdos
Pero, Bernat me ha dicho que te ha visto por Barcelona,
que te acompañaba un señor muy alto,
que le has preguntado si aún nos frecuentábamos
y que me mandas muchos recuerdos
Pero, Bernat me ha dicho que te ha visto por Barcelona,
que te acompañaba un señor muy alto,
que le has preguntado si aún nos frecuentábamos
y que me mandas muchos recuerdos