En la plaza de mi pueblo
dijo el jornalero al amo:
"nuestros hijos nacerán
con el puño levantado".
Y esta tierra, que no es mía,
esta tierra, que es del amo,
la riego con mi sudor,
la trabajo con mis manos.
Pero dime, compañero,
si estas tierras son del amo,
¿por qué nunca lo hemos visto
trabajando en el arado?
Con mi arado abro los surcos
con mi arado escribo yo
paginas sobre la tierra
de miseria y de sudor.