Siento el cosquilleo terrible de una noche de insomnio
recorrer mis dedos, mientras la luna brilla.
Destellos de azul titilan por el cristal de la ventana,
como polillas gitanas bailando alrededor de una vela.
Y yo me pregunto si tú sabes
que jamás entendí
que, aunque ya me habías dicho que te irías,
hasta que lo hiciste, jamás creí que lo harías.
La luz de la luna solía bañar el contorno de tu cara,
mientras el cabello castaño caía sobre la funda de la almohada,
y la fragancia de tus flores descansaba sobre mi cabeza,
un ramo de flores sobre el amor que ya murió.
Y yo me pregunto si tú sabes
que jamás entendí
que, aunque ya me habías dicho que te irías,
hasta que lo hiciste, jamás creí que lo harías.
Jamás creí que tus palabras fueran ciertas,
Jamás pensé que en realidad sentías lo que decías,
Jamás supe cuánto te necesitaba.
Jamás creí que te te irías, hasta que te fuiste.
Las mañanas llegan y se van sin ningún remordimiento,
y la tarde me trae los recuerdos que no puedo olvidar.
Cuartos vacíos hacen eco cuando subo por las escaleras,
y las ropas vacías cuelgan en las sillas vacías.
Y yo me pregunto si tú sabes
que jamás entendí
que, aunque ya me habías dicho que te irías,
hasta que lo hiciste, jamás creí que lo harías.