El viejo de la galera
no se la puede sacar,
porque la ha llevado puesta
desde su mas tierna edad,
sentado en una maceta
mira la televisión,
mientras arranca las flores
que crecen en su bastón.
No puede pensar en nada,
y no recuerda, siquiera,
porque metió la cabeza
adentro de esa galera,
el viejo de la galera
no se la puede sacar,
y lo que más le molesta
es querer quitársela.
Si descubriera, usted,
que lleva una galera,
que aunque quisiera
no se pudiera sacar,
desatorníllesela
de cualquier manera,
o véndasela a cualquiera
en propiedad horizontal,
porque hay galeras que aprisionan la sesera,
y la anquilosan sin dejarla funcionar.
El viejo de la galera
se fue a la orilla del mar
para ver si el viento fresco
logra hacérsela volar,
pero, temiendo que el pobre
se arroje del malecón,
la multitud fue a buscarlo
con galeras de cartón.
Al ver venir tanta gente
con una galera igual,
logró arrancarse la suya,
por resultarle vulgar,
y, una vez que entre sus manos
tuvo la galera el viejo,
de adentro de la galera
pudo sacar un conejo.
Y si admitiera, usted,
que lleva mil galeras,
que, aunque usted quiere,
no se puede ya sacar,
haga un esfuerzo,
de cualquier manera,
y mande usted sus galeras
al museo nacional,
porque, de adentro de una galera enchufada,
nadie nunca sacó nada, ni saldrá nada jamás.