Amalia esta enferma,
la hija del buen rey.
Condes van a verla.
Condes y gente noble.
Amalia:
Ay, que mi corazón se aprieta
como un ramo de claveles.
La madrastra:
¿Hija, hija mía,
de cuál mal se queja?
Amalia:
El mal que tengo, madre,
bastante bien me lo conoce.
Ay, que mi corazón se aprieta
como un ramo de claveles.
La madrastra:
Hija, hija mía,
de esto se confesará.
Cuando estará confesada
el testamento hará.
Amalia:
Ay, que mi corazón se aprieta
como un ramo de claveles.
Un castillo dejo a los pobres
para que recen a Dios.
Cuatro a mi hermano Carlos.
Dos a la Madre de Dios.
Ay, que mi corazón se aprieta
como un ramo de claveles…
Y a Usted, madre mía,
se le dejo el marido mío
para que lo tenga en su habitación
como hace mucho tiempo que lo hace.
Ay, que mi corazón se aprieta
como un ramo de claveles.