Por fin ya volvía a reír,
intentaba aprender a vivir
libre como el agua del mar.
Y solo miraba a la luna
sentado sobre una duna
en la oscuridad de tu faro.
De madrugada
cuando tocan retirada
sigo la huella
que ayer me dejaste.
Mi barca
está demasiado cansada,
cuando un nudo se me afloja
me lo vuelves a apretar.
Vuelves a mí
como el garbino1
poco a poco
como olas en el puerto.
Sabes que me haces mal,
eres como la sal,
el timón se escapa,
pierdo el mapa
y me quedo amarrado
para evitar el temporal.
Cuando el «levantazo»2 aprieta
no hay rima que a un poeta
le haga dar ningún paso.
Sin ti paso las horas,
las olas delatoras
me dicen que volverás.
De madrugada
cuando tocan retirada
sigo la huella
que ayer me dejaste.
Mi barca
está demasiado cansada,
cuando un nudo se me afloja
me lo vuelves a apretar.
Vuelves a mí
como el garbino
poco a poco
como olas en el puerto.
Sabes que me haces mal,
eres como la sal,
el timón se escapa,
pierdo el mapa
y me quedo amarrado
para evitar el temporal.
Ya sabes que llueve sobre mojado,
ya sabes que los gatos de mi azotea
son como panteras,
que hoy lo tengo todo controlado
quizás mañana se me irá
al fondo del mar.
Vuelves a mí
como el garbino
poco a poco
como olas en el puerto.
Sabes que me haces mal,
eres como la sal,
el timón se escapa,
pierdo el mapa
y me quedo amarrado
para evitar el temporal.
Para evitar el temporal.
Para evitar el temporal.
Para evitar el temporal.
1. «Garbino», también llamado «lebeche»: Viento que sopla del suroeste.2. Aumentativo de «levante»; viento de componente este.