El sonido del silencio,
el que no quiero escuchar,
es aquella noche fría
en la que quiero evitar,
el sentirme descubierto
cuando el sol me quemará.
¿Para qué seguir riendo
cuando siento que no estás?
¿Para qué quiero los mares
si mi barco se hundirá?
¿Para qué seguir viviendo
si a lo lejos tú estás?
Que las fuerzas se me agotan,
mi alma está por comenzar,
otro día en silencio el que acaba de pasar
pasa y pasan los minutos
en mi oscura soledad.
Ref:
Soledad que se alimenta
del silencio de tu boca,
esa boca que sonríe
pronunciando así mi nombre,
aquel nombre que me diste
diciendo que «sí, mi amor»;
es mi amor que en ti espera
y que siempre esperará,
es tu amor que me condena
a esta eterna libertad
y aunque pasen mil silencios
pronto sé que me hablarás,
pronto sé que me hablaras...
El sonido del silencio
donde sé que escucharás
el susurro de mi canto
y el grito de mi llamar,
el llamado de mi alma
pidiendo tu libertad.
Yo quiero seguir riendo
aunque el llanto aquí está,
aunque el barco se me hunda
sé que yo podré nadar,
la corriente de este río
a tu amor me llevará.
Tú eres mi fortaleza,
mi escudo y mi lanzar,
eres todo lo que tengo
cuando siento que no estás,
eres tú mi compañía
en esta oscura soledad.
Ref:
Soledad que se alimenta
del silencio de tu boca,
esa boca que sonríe
pronunciando así mi nombre,
aquel nombre que me diste
diciendo que «sí, mi amor»;
es mi amor que en ti espera
y que siempre esperará,
es tu amor que me condena
a esta eterna libertad
y aunque pasen mil silencios
pronto sé que me hablarás,
pronto sé que me hablaras...