En esta mañana gris, en esta casa
que ahora de verdad es sólo mía
reconozco que eres la única persona que conozca
que mirando a una persona la conoce
y mirándola le habla por primera vez
concediéndose una verdadera pausa.
Una pausa de los juicios y prejuicios.
Una pausa de la primera impresión.
Que aunque arriesgándose a equivocarse
prueba a preguntarse si a esa persona realmente
llegará algún día a quererla.
Tú que llenas tu mirada sólo de cariño
y no quieres saber de batallas,
de odio, de venganza y de rencor,
y te enternecen todos mis defectos.
Tú te ríes solamente junto a mí,
junto a quien sabe reír pero de corazón.
Tú que te apartas tan a menudo
y me quieres más de lo que hago yo conmigo.
Transcendió el concepto de un error
lo que universalmente todo el mundo siempre llama,
que llama amor.
Te paro ante el atardecer
y te miro a los ojos y te veo morir.
En todo tu infierno me pierdo,
¿por qué no te dejas salvar, por qué no?
Y niego el peor pensamiento
Evoco mi mejor recuerdo.
Espero el dolor lo conviertas en oro
porque el sol existe para todos.
Existe para todos.
Existe para todos, eh.
Lo que tú y yo sabemos superó hace tiempo
cada ciencia, lógica, concepto y comentario de filosofía eremita
Lo que tú no sabes y que quiero tú comprendas
es lo insustituible y sólo tuyo que es
el don de la vida.
Te paro ante el atardecer
y te miro a los ojos y te veo morir.
En todo tu infierno me pierdo,
¿por qué no te dejas salvar, por qué no?
Y niego lo negable, río lo posible.
Cuido el recuerdo y me olvido de mí.
Y pierdo el momento esperando que sólo
perdiéndolo ahora te quedes aquí.
Te paro ante el atardecer
y te miro a los ojos y te veo morir.
En todo tu infierno me pierdo,
¿por qué no te dejas salvar, por qué no?
Y niego el peor pensamiento.
Evoco mi mejor recuerdo.
Espero el dolor lo conviertas en oro
porque el sol existe para todos.
Existe para todos.
Existe para todos, eh.
Existe para todos.