Hace tiempo que los hombres han perdido
la costumbre tan bonita y popular
de, que al ver a una señora de bandera,
le decían mil piropos al pasar.
Y por eso, hoy día, pasan a tu lado
sin decirte nada, los muy atontaos...
Pero en cambio, las mujeres,
le echamos más valor
y, si pasa un hombre con dorsulón,
¡le gritamos
que paramos
hasta la circulación!
[Estribillo:]
Vaya usted con Dios, mi vida...
Vaya usted con Dios, moreno...
¡Qué mocito más serrano!
¡Vaya un hombre tan gitano!
¡Qué pedazo de tío bueno!
Mírame otra vez, mi vida;
ponte junto a mí, mi cielo
que, aunque me digas mentiras,
siendo tuyas, ¡me las creo!
Anteayer pasó a mi lado un chavalote,
futbolista de un equipo campeón.
Le llegaban las pestañas al cogote...
¡Ay, qué largas las tenía el gachó!
Cuanto te miraba, daba escalofríos
y se te cortaba la respiración.
Y llevaba un contoneo
tan suave en el andar,
que se desmayaban
al verle pasar
y yo, no pude aguantarme
y le tuve que gritar...
[Estribillo:]
Vaya usted con Dios, mi vida...
Vaya usted con Dios, moreno...
¡Qué mocito más serrano!
¡Vaya un hombre tan gitano!
¡Qué pedazo de tío bueno!
Mírame otra vez, mi vida;
ponte junto a mí, mi cielo
que, aunque me digas mentiras,
siendo tuyas, ¡me las creo!
¡Guapo! ¡Negro!
¡Chato! ¡Feo!
¡Que si un hombre es bonito,
bien puede tener
un piropo, de labios
de alguna mujer!