Me tienes, pero de nada te vale,
soy tuyo porque lo dicta un papel;
mi vida la controlan las leyes,
pero en mi corazón,
que es el que siente amor,
tan sólo mando yo.
El mar y el cielo
se ven igual de azules
y en la distancia
parece que se unen.
Mejor es que recuerdes
que el cielo es siempre cielo,
que nunca, nunca, nunca
el mar lo alcanzará;
permíteme igualarme con el cielo,
que a ti te corresponde ser el mar.
(se repite desde el inicio)