Soledad, la única que viene
cuando todos se van,
la única con la que puedo llorar,
que no me hace ni un reproche,
deja que me desahogue.
Soledad, sé que por un tiempo
me alejé de ti
y rompí la promesa para no ser infeliz,
y ahora estoy aquí llorando
por haberlo amado tanto.
Ve y búscalo en donde lo encuentres
y arrebátalo de entre la gente,
llévatelo de la mano y enciérrense en su cuarto
y súbelo, bájalo, ámalo, y si él quiere despedázalo
y hazlo que él sienta esto que me tiene a mí aquí, sin aliento.
Soledad, soledad, soledad
hazme un favor, yo te lo ruego
haz que el sienta lo que siento,
soledad, soledad, soledad
hazme un favor, yo te lo imploro
y que el sepa que lo adoro
¡soledad!
Soledad, vestida de noche
o de claridad me dices al oído
que él no volverá, no me das ningún consuelo
pero hablas con la verdad.
Sí… ámalo como a ninguno,
que no quiera saber más del mundo
que no reconozca familia
que no conciba sin ti la vida
que por un beso él aguante desprecios.
Y que sueñe envuelto en desvelo,
que sea su alegría tus migajas,
de rodillas llorando de gracias;
entonces… solo entonces
que sepa, que lo sepa
que es por mí que te tiene,
que es por mí que te siente.
Soledad, soledad, soledad
hazme un favor yo te lo ruego
haz que el sienta lo que siento
soledad, soledad, soledad
hazme un favor yo te lo imploro
y que él sepa que lo adoro,
¡soledad! ¡soledad!... soledad