Venga m' hijo hoy le he de hablar
de un tema tan cotidiano,
que ni usted ni sus hermanos
se han detenido a pensar
y eso es por costumbre nomás,
por haber nacido aquí,
por venir de una raíz
marginada de hace tiempo
y contemplando en silencio
lo que pasa en el país.
Tal vez nunca meditó
que usted con esas dos manos
asiste a pagos lejanos,
dándole luz y calor,
que también mueve el motor,
que anda el cielo y anda el mar
o autopistas de ciudad
y las comunicaciones,
sin saber por qué razones
nada viene y todo va.
Fíjese en el caño aquel,
es el famoso oleoducto
por donde se van los frutos,
como quien dice a granel.
Le costará comprender
por qué este petróleo nuestro
lo industrializan tan lejos
y el subproducto después
vuelve a su tierra otra vez,
sabe Dios por qué manejos.
Nuestro gas es entubado
en caños de alta presión
que llevan calefacción
para entibiar otros pagos
no se me quede asombrado
si le digo que en el gas van
muchas cositas más,
con variadas propiedades,
que enriquecen otros lares
y empobrecen los de acá.
Y los parques nacionales
parecieran extranjeros
porque ahí somos forasteros
los nativos y locales
y en sus bosques colosales,
sucede que en ocasiones
se convierten en tizones
los leños que nadie saca
y andan con bosta de vaca,
en los ranchos los fogones.
Y aquellas torres en fila,
sujetando el cablerío,
se llevan de nuestros ríos
lo mejor de la energía,
no es una ocurrencia mía,
ni lo quiero avergonzar,
pero póngase a pensar
que pasaría si nos dieran,
por todo lo que se llevan,
lo justito y nada más.
Seguimos siendo colonia
de la gallina de arriba,
federalismo mentira,
desde que tengo memoria.
Allá se inventa la historia,
aquí se escribe con sangre,
mas vienen de tarde en tarde,
en vísperas de elecciones
a prometer soluciones
que ya no engrupen a nadie.
No hablemos de agua pesada,
regalías minerales,
nada viene, todo sale,
estrujando la ordeñada.
La cuestión está estudiada
para dejarnos de luto,
usando cualquier conducto
se llevan hasta la tierra,
si nuestro sudor sirviera
ya habría algún sudoructo.