El cóndor de los Andes despertó
con la luz de un feliz amanecer.
Sus alas lentamente desplegó
y bajó al río azul para beber.
Tras él, la Tierra se cubrió
de verdor, de amor y paz.
Tras él, la rama floreció y el sol brotó
en el trigal, en el trigal.
El cóndor de los Andes descendió
al llegar un feliz amanecer.
El cielo, al ver su marcha sollozó
y volcó su llanto gris cuando se fue.
Tras él, la Tierra se cubrió
de verdor, de amor y paz.
Tras él, la rama floreció
y el sol brotó en el trigal, en el trigal