Se enamoró un pobre bardo
de una chica de la sociedad.
Era su vida la del pobre payaso
que reía con ganas de llorar.
Tras ella,
el pobre bardo vivía,
cantando en las orquídeas
donde estaba su amor.
Y la niña que no sabía nada
que el bardo la adoraba,
con otro se casó.
Y dicen
que una noche de luna,
bajo un cielo de estrellas,
murió el trovador.
Cuentan los que le conocieron
que esa noche sintieron
las quejas de su amor.
La niña
cuando supo la historia,
la verdadera historia
del pobre trovador,
decía,
sollozando en su locura:
hoy me mata la amargura
porque yo también le amé.
Qué lastima,
¿por qué no me lo dijo?
si yo lo hubiera sabido
hoy sería toda de él.
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La niña
cuando supo la historia,
la verdadera historia
del pobre trovador,
decía,
sollozando en su locura:
hoy me mata la amargura
porque yo también le amé.
Qué lastima,
¿por qué no me lo dijo?
si yo lo hubiera sabido
hoy sería toda de él.