Comenzó sin darme cuenta
y luego fue una obsesión,
tenía que eliminarlo
al terminar la reunión.
Nos miramos frente a frente
esperando la ocasión,
un descuido y en su copa
el arsénico cayó.
Oooh, ooh, y le dije adiós.
Oooh, ooh, no me respondió.
Lo arrastré por el pasillo,
mis nervios a flor de piel,
le llevé a la chimenea
y allí le carbonicé.
Comenzó la temporada,
un crucero de placer.
El Egeo me esperaba
y no podía estar con él.
Oooh, ooh, y le dije adiós.
Oooh, ooh, no me respondió.
Oooh, ooh, y le dije adiós.
Oooh, ooh, no me respondió.