Cavo hasta que la pala revela un secreto,
juro por la Tierra que lo guardaré,
cepillo la basura
y consiento en cambiar de parecer.
Vendido al poco tiempo de la tasación,
el martillo sacudió la mesa de subastas
con el ruido más fuerte que he escuchado en mi vida.
Las líneas de falla tiemblan bajo mi casa de cristal,
pero me lo quito de la cabeza
el tiempo suficiente como para llamarlo valentía,
como para vivir sin salvavidas.
Tergiverso la definición
de fe para exculparme por hacer la vista gorda.
Hasta que zumben las sirenas, estoy a salvo.
Entretanto, mi familia se refugia.
Las chispas transmiten el fuego por el cable,
empieza la cuenta atrás,
hasta que la dinamita sucumbe.
El eco, tan amplio como el ecuador,
se desplaza por un mundo de rabia acumulada.
Demasiado tarde ya para recobrar la compostura.
Las líneas de falla tiemblan bajo mi casa de cristal,
pero me lo quito de la cabeza
el tiempo suficiente como para llamarlo valentía,
como para vivir sin salvavidas.
Tergiverso la definición
de fe para exculparme por hacer la vista gorda.
Hasta que zumben las sirenas, estoy a salvo.
Hubo un terremoto,
hubo una avalancha de cambios.
Estábamos muy asustados
derramamos un huracán de lágrimas.
Nos cayeron encima inundaciones
y maremotos,
juntamos las manos y rezamos.
Como en un dominó,
Estos incendios proliferan sin control
hasta que un mundo completamente nuevo cobra forma.
Las líneas de falla tiemblan bajo mi casa de cristal,
pero me lo quito de la cabeza
el tiempo suficiente como para llamarlo valentía,
como para vivir sin salvavidas.
Tergiverso la definición
de fe para exculparme por hacer la vista gorda.
Hasta que zumben las sirenas, estoy a salvo.
Hasta que zumben las sirenas, estoy a salvo.
Hasta que zumben las sirenas, estoy a salvo.