Bajo la lluvia de madrugada
con un dolár en mi mano,
con un dolor en mi corazón
y mis bolsillos llenos de arena.
Estoy muy lejos de casa
y echo tanto de menos a mis seres queridos.
Bajo la lluvia de madrugada
y sin lugar adonde ir.
Al otro lado de la puerta número 9
el gran Boeing 707 está listo para despegar
y aquí estoy yo varado en tierra
con esta pena que no para de crecer.
Ahora el licor sabe bien
y todas las mujeres fueron fugaces.
Bueno, allá va la aeronave, amigo mío,
por fin empieza a rodar.
Oigo el rugir de los potentes reactores
y veo su plateada envergadura elevarse
y encaminarse hacia el oeste.
Volará por encima de las nubes,
donde la lluvia de la mañana no cae
y el sol siempre brilla.
Estará sobrevolando mi casa
en unas tres horas.
Este viejo aeropuerto me puede,
no es nada bueno conmigo
pues aquí estoy yo varado en tierra,
frío y bebido como puedo estar.
No puedes subirte a un avión
como si fuera un tren de mercancías.
Así que mejor sigo mi camino
bajo la lluvia de madrugada.
No puedes subirte a un avión
como si fuera un tren de mercancías.
Así que mejor sigo mi camino
bajo la lluvia de madrugada.