Son como los vientos que van a bailar
con el corazón contento por la inmensidad.
Son como una vida que se abre así
sobre una infinita que dice sí.
Son como los cielos que saben velar
y permanecen fieles y saben esperar.
No tienen cadenas, son de libertad,
pero son muchas penas que nadie conoce.
Oh, oh, oh, Maddalè1
mis amores quieres conocer.
Oh, Oh, oh, querida mía,
son muchas desazones y un solo deseo.
Están donde tú vas, pero quién sabe
si tú los esperas después de anochecer.
Son mis cantos que no bastan
para decirme si el verano llegará.
Como una petición que te quiero hacer,
el corazón los manda a donde ti a llamar.
Serás la única diosa para mí,
¡qué bien estarás en mi casa!
Oh, oh, oh, Maddalè1
mis amores quieres conocer.
Oh, Oh, oh, querida mía,
de mis desazones eres el porqué.
1. a. b. Nombre propio equivalente a Magdalena