Dulce vino de olvido en tu vaso tenías
y yo vi claro
que por más que te hablara no me oirías,
dulce vino de olvido en tu vaso tenías.
Ese niño que tienes mi nombre se sabía,
el me llamaba
y a mí el oir su voz me revivía,
ese niño que tienes mi nombre se sabía.
Ojalá te dejaran las palabras que digo
por un momento
el amargo sabor que va conmigo
ojalá te dejaran las palabras que digo.
Ese niño que tienes mi rostro conocía
y por tu causa
moriré en su recuerdo día a día,
ese niño que tienes mi rostro conocía.
Como flores que nacen de una rama arrancada
salen mis versos
sabiendo que su suerte está ya echada,
como flores que nacen de una rama arrancada.