Mis dedos, como un láser, señala donde se apuñala.
Los faros dilatados, la víctima encontrada.
Confieso, dibujé en tu cuello una diana.
Me regalaste un baile y accedí a jugar.
(Estribillo)
Te juro que no quise sentir nada, sólo escribir una traición,
vengarme en otro cuerpo parecido, ni besos a mitad de labio,
ni una canción en ese último bar, sólo escupirte mi dolor.
Contigo fui la niña que mira con pureza sin hablar,
se entrega en la ventana de Dalí mirando al mar.
Dibujo tu perfil, quedó tatuado tu aroma en mi nariz.
Tu boca siempre me daría de beber, pero pasaríamos sed.
Cogí tu rostro con mis manos y temblé al ver detrás
el rojo del dragón que quema y temí no volver a verlo más.
(Estribillo)
El camino corto es largo si te paras a besar.
El camino corto es largo si te paras a mirar.