De todo el amor que tengo,
la mitad fuiste tú quien me lo dio,
salvando mi alma de la vida,
sonriendo y creando mi yo.
Si quieres marcharte,
mírame desde donde estés,
que voy a enseñarte que estoy lista
para que me cojas madura del árbol.
Venga, venga esa chica,
qué buen rollo tiene,
te llevo en el regazo y te doy mi mano,
mi vida depende sólo de tu encanto.
Cila puedes irte tranquila,
tu rebaño está listo.
Tu ojo que brilla y no para,
tus manos de hacer todo y hasta
la vida a la que llamo mía,
chiquilla, te encuentro en la fe.
Enséñame un camino ahora,
una manera de estar sin ti,
mi apego no quiere desaparecer,
¡caray! tiene que querer.
Oh padre celestial, limpia todo ahí
que va a llegar la reina
precisando dormir,
cuando ella llegue,
hazme un favor,
dale un manto, que ella me bendiga donde yo esté.
El fardo pesado que llevas
desemboca en la fuerza que tienes,
tu hogar está en el reino divino,
limpito oliendo a romero.