Cuando te perdí
no comprendí tu ingratitud.
Así que me quedé
sin conformarme con la soledad.
¡Mi alma herida y la vida perdida!
Sólo acabo de tropezar.
Todos mis amigos siempre me decían
que sería mejor terminarlo.
Dicen que los hombres no deben llorar
por una mujer que no quiere amar
y como no pude
tranquilizar mi llanto,
cerré mis ojos
y me puse a llorar.
Traté de olvidar
verte partir diciéndome adiós
y de esa razón se hizo mi prisión
triste sueño mío...