Una tristeza hay en mí,
y es que por fin lograste apartar,
de mi vivir, tu raro mirar,
porque te vas de mí.
Con la distancia, tú,
muy pronto me olvidarás;
sé muy bien que no me recordarás.
Pero los besos que yo
te arrebaté al decirme tu adiós,
esos ni tú, ni nadie, ni Dios,
me los podrán quitar.
Con la distancia, tú,
muy pronto me olvidarás;
sé muy bien que no me recordarás.
Pero los besos que yo
te arrebaté al decirme tu adiós,
esos ni tú, ni nadie, ni Dios,
me los podrán quitar.