Las manos en los bolsillos y un nudo en la mente.
Salgo para ver un poco de gente.
Me falta el equilibrio y me apoyo en un carro.
Sale el propietario con la cara tensa y oscura, y me dice:
"Diga"... y nunca se dice "Diga" sin un porqué.
Pero quizá... haya entendido que me perdí por ti.
Busco explicarle que la vida a veces es dura.
Que hay momentos donde todo causa miedo.
Te sientes vacío y solo en el gris existencial.
Tienes necesidad de un sostén económico y mora, mas decir:
"Diga"... es algo como una cortesía dicha sin humildad.
No será acaso... el mismo problema de la formalidad.
"Diga"... y nunca se dice "Diga" sin un porqué.
"Diga"... pero quien te dice "Diga" no se fía de ti.
Regreso de mi paseo y encuentro debajo de casa.
Me preguntas cómo estoy, te digo: "¿Cómo quieres que esté?
Ya no puedes darme tu amor
mas pretendes quedarte como una amiga mía... ¿para siempre?"
"Diga" es demasiado formal
y nunca se dice "Diga" sin un porqué.
Pero quizá... hayas pensado que soy otro pedazo para ti.