Hijo, tu padre
era un conocido mío.
Hijo, tu padre,
era sólo un forajido.
Madre, mi padre
era flor de los caminos,
llevo su sangre,
en mis ojos de domingo,
por mis pìernas,
por mi cuello de novillo.
Hijo, tu padre,
era un rudo campesino,
mira, tus versos,
yo no sé a quién ha salido.
Madre, mis versos
salen a un pájaro herido.
Madre, mi padre
era un santón peregrino
yo soy un monje
en el claustro del Destino.
Hijo, tu padre
iba todo dolorido.
Madre, mi padre....
¡ fíjate bien!
¡soy yo mismo!