Desde esta orilla
desde donde el cielo se abre amplio
en arco sobre el río,
a esta hora
en la que el tiempo duda y para
dejándose estar,
a esta hora
tan singular
de mágicos torpores,
extiendo los ojos,
brindo por mis amores
y me dejo llevar.
Me dejo ir
a flor de las aguas,
así como quien va, va
tan tranquilo,
sin destino
mientras la noche cae;
como quien,
sin otro rumbo
o dirección,
se dejase así llevar
por el corazón.
Va de viaje,
nadie sabe adónde va,
va sin equipaje
ni dirección,
sale sin destino
cuando la noche cae
sobre esta orilla
del corazón.
A esta hora, extraña hora,
en la que todo para,
sólo mi alma insiste y vuela
de mi pecho para afuera.
La dejo ir
en la marea
de otras fantasías,
ya se pierde
en la espuma de otros,
en otro lugar.
Va de viaje,
nadie sabe adónde va,
va sin equipaje
ni dirección,
sale sin destino
cuando la noche cae
sobre esta orilla
del corazón.