Quiere el destino que no crea en el destino
y mi fado es no tener fado alguno.
Cantarlo bien sin ni siquiera haberlo sentido,
Sentirlo como nadie, pero no tener ningún sentido.
Ay, qué tristeza esta alegría mía.
Ay, qué alegría esta tristeza tan grande
esperar que un día ya no espere
a aquel que nunca viene y que aquí estuvo presente.
Ay, qué añoranza
que tengo de añorar
Añoranza de tener a alguien
que está aquí y no existe.
Sentirme triste por sentirme tan bien
y alegre, sentirme bien,
sólo por estar tan triste.
Ay, si yo pudiera no cantar, si yo pudiera,
y lamentara no tener ningún lamento,
Tal vez oyera en el silencio que se haría
cantar una voz mía a alguien aquí dentro.
Ay qué desgracia esta suerte que me ayuda
Ay pero qué suerte que viva tan desgraciada
En la duda de que nada más seguro existe,
a parte de la gran duda de no estar segura de nada.